Mi nombre es Dennise Sáenz Silvano, tengo 13 años de edad, estudio en la Institución Educativa “Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús” - Huaraz, curso el 2º grado de Educación Secundaria. Y este año tuve la oportunidad de bailar Shacsha para la fiesta del Señor de Mayo, en la agrupación “CICATRICES DEL SEÑOR DE MAYO”; por tal motivo quiero hacerles saber mis experiencias como danzante, de la siguiente manera:
MOTIVOS QUE ME LLEVARON A BAILAR:
- Supongo que me gustó desde siempre, porque desde muy pequeña vi a mis tíos bailar, ellos pertenecían a una agrupación del barrio “El Milagro”.
- Y ya cuando tenía aproximadamente 10 años de edad le pedía a mi mamá que me lleve al grupo de mis tíos para bailar con ellos, porque me llamaba mucho la atención la forma de bailar Shacsha; pero mi mamá no me accedió porque aún era muy chica y no quería que descuide mis estudios.
- Pero ya con mis trece años cumplidos y con una de mis primas casi de mi misma edad nos animamos a bailar, pero al final ella salió perteneciendo a otro grupo de Shacshas.
- También decidí bailar, porque aparte de gustarme la danza, le tengo mucha Fe y Devoción al Señor de la Soledad, al igual que toda mi familia,
- Y pese a correr el riesgo de perder mis clases en el colegio por algunos días mi mamá al final aceptó y me sentí muy contenta de hacerlo, y justamente para nuestro patrón EL SEÑOR DE LA SOLEDAD.
SENSACIONES:
- Bailé con: Fe, devoción, alegría, cariño y esperanza.
- Al principio me sentía nerviosa, de que toda la gente que apreciaba la fiesta me vieran bailar, porque tenía pánico escénico, que al final superé.
- Tuve mucha confianza en mí misma y en el Señor de Mayo para superar todos mis miedos y dificultades.
- Sentí la alegría de cumplir uno de mis sueños, el danzar para el Señor de Mayo.
- Aparte de sentir la alegría de bailar, me divertía mucho bailando con las personas que sacábamos a bailar en la misma plazuela de la Soledad.
- Me gustó cómo disfrutaban mis compañeros el ritmo que tocaban el chisquero y los tamboreros, y me contagié con esa música.
- El día de la colocación, que fue el último día de baile, me sentí triste y melancólica, porque uno nunca sabe si el próximo año volverá a bailar.
- Pero me despedí con las esperanzas y la fe de que el Señor si me lo permitirá, y me concederá mis pedidos y oraciones.
OBSTÁCULOS:
- Los ensayos eran de noche, y hasta muy tarde.
- Ensayábamos todos los días, aun cuando llovía.
- Por poco no salimos a bailar, porque el grupo se estaba desuniendo; pero al final algunas personas se sumaron y para nuestra alegría estábamos listos para hacerlo.
- Cuando llegó el momento, dejé de ir al colegio por dos días.
- Teníamos que bailar en la Octava de la fiesta, que dura 05 días, que consta en el rompe calle, la víspera, día central, primer día de colocación, y último día de colocación.
- Todos los días de baile, eran desde muy temprano, hasta altas hora de la noche y madrugada; lo cual obviamente nos generaba cansancio.
- Además del cansancio, la corona que me tocó usar estaba mal elaborada, puesto que yo misma lo hice, con poca experiencia, eso me produjo dolor de cabeza.
- La máscara era incómodo y sofocante. Nos producía pequeñas heridas en la frente.
- Al finalizar todos los días de baile, estuve mal de la garganta y todo el cuerpo, por el frío y el cansancio; pero me quedé con el gusto de haber bailado para el patrón de Huaraz.
EXPERIENCIAS:
- Me llevé una buena impresión del grupo al cual pertenezco, porque me acogieron positivamente.
- No tuve problemas para aprender cada paso que hacía el grupo, con la ayuda de mis compañeros me resultó fácil.
- Aprendí a elaborar algunas prendas que vestimos, como: la corona y la shacapa.
- El último día fue inolvidable, porque en la casa que nos dieron comida bailamos con todos mis amigos y otras personas hasta cansarnos, porque era la despedida hasta el próximo año.
- Recuerdo el último día como si fuera ayer, más cuando bromeábamos con mis amigos del grupo, en especial con mi amiga Ruth y mi tía.
ANÉCDOTAS:
- Cuando regresábamos de bailar, y sin darme cuenta me caí a un desagüe, resultando uno de mis pies muy sucio, con la zapatilla y la shacapa bastante asqueroso.
- Al tercer día de baile me di cuenta que había extraviado mi pañoeleta de cintura.
- Al otro día cuando estábamos a punto de llegar a la casa de la dueña del grupo sentimos que unas personas de mal vivir, querían hacernos daño, supongo que querían quitarnos el tambor por ser muy costoso y con temor y susto nos echamos a correr.
- El piso de la Iglesia de La Soledad, es muy resbalosa, por lo cual casi me caigo en pleno baile.
- El espacio para bailar era estrecho, no nos permitía movernos abiertamente, y al querer hacer uno de los pasos, golpeé sin querer a uno de mis compañeros.
Espero volver a bailar el próximo año, ya que hice una promesa de que bailaré 7 años consecutivos, si Dios y el Señor de la Soledad me lo permiten hasta donde pueda; porque llevo la danza en las venas y me siento muy feliz porque sigo la cultura y costumbres de nuestros antepasados.
Autora: Dennise Sáenz Silvano