lunes, 18 de agosto de 2014

Testimonio de una estudiante danzante de Shacsha

Mi nombre es Dennise Sáenz Silvano, tengo 13 años de edad, estudio en la Institución Educativa “Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús” - Huaraz, curso el 2º grado de Educación Secundaria. Y este año tuve la oportunidad de bailar Shacsha para la fiesta del Señor de Mayo, en la agrupación “CICATRICES DEL SEÑOR DE MAYO”; por tal motivo quiero  hacerles saber mis experiencias como danzante, de la siguiente manera:

MOTIVOS QUE ME LLEVARON A BAILAR:

  • Supongo que me gustó desde siempre, porque desde muy pequeña vi a mis tíos bailar, ellos pertenecían a una agrupación del barrio “El Milagro”.
  • Y ya cuando tenía aproximadamente 10 años de edad le pedía a mi mamá que me lleve al grupo de mis tíos para bailar con ellos, porque me llamaba mucho la atención la forma de bailar Shacsha; pero mi mamá no me accedió porque aún era muy chica y no quería que descuide mis estudios.
  • Pero ya con mis trece años cumplidos y con una de mis primas casi de mi misma edad nos animamos a bailar, pero al final ella salió perteneciendo a otro grupo de Shacshas.
  • También decidí bailar, porque aparte de gustarme la danza, le tengo mucha Fe y Devoción al Señor de la Soledad, al igual que toda mi familia,
  • Y pese a correr el riesgo de perder mis clases en el colegio por algunos días mi mamá al final aceptó y me sentí muy contenta de hacerlo, y justamente para nuestro patrón EL SEÑOR DE LA SOLEDAD.

 SENSACIONES:

  • Bailé con: Fe, devoción, alegría, cariño y esperanza.
  • Al principio me sentía nerviosa, de que toda la gente que apreciaba la fiesta me vieran bailar, porque tenía pánico escénico, que al final superé. 
  • Tuve mucha confianza en mí misma  y en el Señor de Mayo para superar todos mis miedos y dificultades.
  • Sentí la alegría de cumplir uno de mis sueños, el danzar para el Señor de Mayo.
  • Aparte de sentir la alegría de bailar, me divertía mucho bailando con las personas que sacábamos a bailar en la misma plazuela de la Soledad.
  • Me gustó cómo disfrutaban mis compañeros el ritmo que tocaban el chisquero y los tamboreros, y me contagié con esa música.
  • El día de la colocación, que fue el último día de baile, me sentí triste y melancólica, porque uno nunca sabe si el próximo año volverá a bailar.
  • Pero me despedí con las esperanzas y la fe de que el Señor si me lo permitirá, y me concederá mis pedidos y oraciones.


OBSTÁCULOS:

  • Los ensayos eran de noche, y hasta muy tarde.
  • Ensayábamos todos los días, aun cuando llovía.
  • Por poco no salimos a bailar, porque el grupo se estaba desuniendo; pero al final algunas personas se sumaron y para nuestra alegría estábamos listos para hacerlo.
  • Cuando llegó el momento, dejé de ir al colegio por dos días.
  • Teníamos que bailar en la Octava de la fiesta, que dura 05 días, que consta en el rompe calle, la víspera, día central, primer día de colocación, y último día de colocación.
  • Todos los días de baile, eran desde muy temprano, hasta altas hora de la noche y madrugada; lo cual obviamente nos generaba cansancio.
  • Además del cansancio, la corona que me tocó usar estaba mal elaborada, puesto que yo misma lo hice, con poca experiencia, eso me produjo dolor de cabeza.
  • La máscara era incómodo y sofocante. Nos producía pequeñas heridas en la frente.
  • Al finalizar todos los días de baile, estuve mal de la garganta y todo el cuerpo, por el frío y el cansancio; pero me quedé con el gusto de haber bailado para el patrón de Huaraz. 

EXPERIENCIAS:

  • Me llevé una buena impresión del grupo al cual pertenezco, porque me acogieron positivamente.
  • No tuve problemas para aprender cada paso que hacía el grupo, con la ayuda de mis compañeros me resultó fácil.
  • Aprendí a elaborar algunas prendas que vestimos, como: la corona y la shacapa.
  • El último día fue inolvidable, porque en la casa que nos dieron comida bailamos con todos mis amigos y otras personas hasta cansarnos, porque era la despedida hasta el próximo año.
  • Recuerdo el último día como si fuera ayer, más cuando bromeábamos con mis amigos del grupo, en especial con mi amiga Ruth y mi tía.

ANÉCDOTAS:

  • Cuando regresábamos de bailar, y sin darme cuenta me caí a un desagüe, resultando uno de mis pies muy sucio, con la zapatilla y la shacapa bastante asqueroso.
  • Al tercer día de baile me di cuenta que había extraviado mi pañoeleta de cintura.
  • Al otro día cuando estábamos a punto de llegar a la casa de la dueña del grupo sentimos que unas personas de mal vivir, querían hacernos daño, supongo que querían quitarnos el tambor por ser muy costoso y con temor y susto nos echamos a correr.
  • El piso de la Iglesia de La Soledad, es muy resbalosa, por lo cual casi me caigo en pleno baile.
  • El espacio para bailar era estrecho, no nos permitía movernos abiertamente, y al querer hacer uno de los pasos, golpeé sin querer a uno de mis compañeros.

Espero volver a bailar el próximo año, ya que hice una promesa de que bailaré 7 años consecutivos, si Dios y el Señor de la Soledad me lo permiten hasta donde pueda; porque llevo la danza en las venas y me siento muy feliz porque sigo la cultura y costumbres de nuestros antepasados.

Autora: Dennise Sáenz Silvano

3 comentarios:

  1. Me parece que es muy interesante lo que tuvo que pasar para bailar y la forma en que cuenta como lo vivío.

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  2. Me parece bien la devoción que tiene para bailar ya que muchas personas no la tienen.

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  3. Que interesante todo lo que vivió.

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